Dado que una cura para la COVID-19 no se vislumbra en un corto ni mediano plazo, el gobierno federal ya alista un plan de desconfinamiento paulatino que permita la reapertura escalonada de algunas empresas y el retorno seguro de las personas a sus actividades laborales, mediante la imposición de medidas de higiene, distanciamiento social y flexibilidad de horarios en los centros de trabajo.
La autoridad encargada de diseñar este plan es la Dirección de Prestaciones Económicas y Sociales del IMSS, en coordinación con las Secretarías de Salud, del Trabajo, de Hacienda y de Economía, y con la cercana supervisión del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.
Este plan de Retorno Saludable al Trabajo, que aún está en elaboración, también ha sido consultado con cámaras empresariales y de industriales, y todavía no hay una fecha estimada para su implementación, afirma en entrevista Mauricio Hernández Ávila, Director de Prestaciones Económicas y Sociales del IMSS y encargado del proyecto.
La intención del gobierno de reactivar la economía de manera escalonada sucede a otros países que han comenzado a levantar restricciones en sectores productivos no esenciales, como China, España, Italia y Austria, mientras que en Estados Unidos se impulsa la inmediata reapertura de la industria automotriz, estrechamente vinculada a cadenas de producción en México.
El fin de semana, Animal Político publicó que cámaras empresariales nacionales urgieron un plan gubernamental para la reapertura de algunas compañías manufactureras y de abastecimiento junto con protocolos estrictos de higiene y la aplicación de pruebas periódicas a los trabajadores.
“Ahorita no se ve en el futuro cercano una vacuna o un medicamento (para el nuevo coronavirus), entonces, tenemos que cuidar la salud de las personas. Pero, además, no trabajar y no tener (productividad) es también una enfermedad para las empresas, porque las empresas también enferman y no las podemos curar, entonces sí tenemos que cuidar muy bien la planta productiva del país”, indica Hernández Ávila.
“Es una estrategia que nos ha pedido desarrollar el director general del IMSS, Zoé Robledo, ante una solicitud de la Secretaría de Economía y de la propia Secretaría de Salud, para ir pensando cómo vamos a reanudar acciones que permitan reactivar la economía y, al mismo tiempo, que impidamos las cadenas de transmisión (en el trabajo)”.
El proyecto, al que tuvo acceso Animal Político, propone medidas como instalar barreras físicas en los lugares de trabajo y mejorar la ventilación; permitir al máximo el home office; reducir o aumentar la jornada laboral; establecer guardias de trabajo; definir una reincorporación escalonada del personal (sin considerar a las personas en situación vulnerable ante la pandemia) y formar brigadas de emergencias psicológicas.
También se plantea la aplicación de una “encuesta” a 100 mil trabajadores asegurados ante el IMSS que permita detectar anticuerpos y medir la “tasa de ataque” del virus, a fin de prevenir una segunda oleada de contagios.
“Nosotros estamos proponiendo realizar una encuesta muy amplia de casi 100 mil personas para estimar cuál es la tasa de ataque que ha habido en la población y tener una guía de cómo nos vamos moviendo hacia lo que se llama ‘inmunidad de rebaño’, de que tienes ya un número suficiente de personas que ya estuvieron expuestas y ya no tienes tanto riesgo de tener nuevos brotes. Ahorita, por lo que sabemos, todos los estados estarán en riesgo de que, si reactivan, puedan tener un segundo brote”, detalla Hernández Ávila, quien es médico de formación.
El funcionario explica que el plan de Retorno Saludable al Trabajo propone medidas que garanticen romper las cadenas de transmisión de la enfermedad en los lugares donde laboran las personas, desde grandes fábricas y manufactureras hasta pequeños negocios como talleres, panaderías o restaurantes.
“No puedes regresar de un jalón a reactivar todo, tienes que ir desdoblando, ir abriendo lo último que cerraste y al final lo primero que cerraste. El plan tiene mucho que ver con lo que son las cadenas de transmisión en las empresas, que las empresas sean lugares seguros, y habla mucho de lo que las empresas tienen que hacer para poder minimizar el hecho de que pudiera haber contactos durante las actividades laborales”, detalla.
El programa consta de tres etapas. En la primera etapa, la más robusta de todas, las empresas deberán formar un comité que elabore un “diagnóstico situacional” en el que determinen qué trabajadores podrían reincorporarse de inmediato; evalúen qué modificaciones físicas harán para garantizar el distanciamiento social, y diseñen un Código de Ética para prevenir la discriminación a los empleados que contraigan la enfermedad.
En esta etapa también deben desarrollar un Plan de Trabajo en el que tracen una reestructuración administrativa que permita contar con el personal mínimo requerido para la operación y se asegure el distanciamiento de al menos un metro entre los empleados.
Se debe garantizar el “resguardo corresponsable” -mediante home office- de las personas vulnerables ante el nuevo coronavirus, esto es, que padezcan de diabetes; hipertensión; enfermedad cardiovascular, hepática crónica, pulmonar o renal crónica; inmunodeficiencias o cáncer, así como las mujeres embarazadas y en lactancia y personas mayores a 60 años de edad.
El Plan de Trabajo debe incluir una propuesta de rotación de turnos; aumento o reducción de la jornada laboral; establecimiento de guardias e implementación de horarios escalonados para evitar la aglomeración del personal en comedores.
“El proyecto (de Retorno Saludable al Trabajo) se ha socializado con algunas empresas, por ejemplo, con el sector automotriz, con la idea de tener comentarios técnicos, para que los ingenieros de planta o de los procesos productivos pudieran también darnos retroalimentación sobre las ideas que ahí se expresan”, comenta el Director de Prestaciones Económicas y Sociales del IMSS.