Tal como hizo Jesús de Nazaret con sus discípulos hace casi 2 mil años, el Obispo Antonio González Sánchez lavó, secó y besó los pies a doce jóvenes que representaron a los apóstoles en la Misa de la Cena del Señor este Jueves Santo.
Con este solemne ritual, que fue presenciado por cientos de fieles que llenaron la Catedral del Sagrado Corazón, el Obispo imitó el gesto de humildad que Jesús tuvo hacia sus seguidores en la noche antes de morir crucificado.
«A veces a nosotros, que nos decimos creyentes, se nos olvida servir a los demás; este acto es una manifestación de servicio a nuestro prójimo».
Antonio González Sánchez dijo que el principal pecado que comete el ser humano es «no amar a su prójimo». Y cuando falta el amor abunda la crítica, el resentimiento, el odio «juzgamos y condenamos».
Antes, el Obispo encabezó la bendición del pan en un acto que contagió de fervor religioso a los asistentes a este encuentro espiritual
Antonio González Sánchez explicó que en Jueves Santo, Cristo instituyó la institución sacerdotal y la Eucaristía (misa), cuando parte el pan y les dice a sus apóstoles “hagan esto, en memoria mía”.