Una “zona muerta” del tamaño de Tamaulipas (80.24 km2) se extiende en las aguas del mar Arábigo y su crecimiento a la alza podría obedecer al cambio climático.
Las “zonas muertas” son fenómenos naturales en los que se reduce el oxígeno por el calentamiento del mar afectando a peces, arrecifes y a las personas que viven de la pesca y el turismo, pero en el identificado en el mar que bordea a Oman e Irán se observa un crecimiento desproporcionado si se le compara con estudios de 1990.
Un laboratorio de Abu Dabi ha registrado los cambios de temperatura, el nivel del mar y, sobre todo, las concentraciones de oxígeno del que se extiende desde el estrecho de Ormuz hasta las costas indias. En el estudio realizado entre 2015 y 2016 se detectaron niveles de oxígeno más bajos que los registrados en 1996 y los más bajos no se limitaban al epicentro de la “zona muerta” sino que van más allá.
De expandirse la “zona muerta” varias poblaciones costeras situadas desde Bombay en el océano Índico, hasta Mascate, a orillas del golfo de Omán, se verán afectadas por la reducción del hábitat de peces y por ende de la pesca, actividad de subsistencia para sus habitantes.