Las buenas noticias caen en cascada, entre el ánimo generalizado de los mexicanos.
Este martes, la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, propuesta por Andrés Manuel López Obrador para ocupar la Secretaría de Gobernación, anunció que el próximo gobierno nacional buscará que todos los estados tengan una Ley de Voluntad Anticipada, que contempla el derecho a una muerte digna.
Esta medida podría ayudar a que millones de jóvenes en México tengan en sus manos el poder de decidir cómo serán tratados médicamente, si sorpresivamente estuvieran involucrados en un accidente grave o si se les diagnostica una enfermedad crónica degenerativa que, por ejemplo, los lleve un diagnóstico terminal o a una muerte a la que irremediablemente le antecedería la incapacidad de cumplir necesidades tan básicas como comer o ir al baño.
La «obstinación médica» es la utilización innecesaria de los medios y métodos médicos para mantener vivo a un enfermo en etapa terminal, lo cual suele acarrear grandes dolores y, en muchos casos, un desfalco a la economía familiar.
Uno de los pacientes más famosos con ELA fue el científico Stephen Hawking, quien falleció en marzo de este año a causa de esta enfermedad incurable, que cobró notoriedad en el mundo gracias al reto viral #IceBucketChallenge.
Efrén, de 24 años, guarda desde hace cinco años su documento de Voluntad Anticipada en un sobre dentro de su recámara, entre su acta de nacimiento y copias de su pasaporte. Sabe que si un día la enfermedad aparece, él debe estar listo para mostrarla y que su deseo de no prolongar un sufrimiento innecesario sea respetado.
«Espero nunca usarlo, pero si se ofrece, ahí lo tengo», escribe Efrén. «No quiero que una sorpresa me agarre sin documentos que respalden mi decisión. No le voy a dejar la decisión a mis padres ni a nadie. Yo voy a elegir cómo pasar mis últimos días, especialmente sabiendo los antecedentes de ELA en mi familia».
Hasta el momento, la leyes de Voluntad Anticipada están en vigor en la Ciudad de México, Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila y Estado de México, entre otros.
La Encuesta Nacional sobre Muerte Digna 2016, elaborada por la organización Por el Derecho a Morir con Dignidad (DMD), contabilizó que el 68.3% de los mexicanos están a favor de la opción de poder adelantar la muerte en caso de que la persona esté en fase terminal, mientras que 31,7 % están en contra.