El nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entra en vigor este miércoles, ofrece una oportunidad histórica para el repunte de la economía mexicana, pero depende del Gobierno aprovecharla, expresan este martes empresarios a Efe.
Aunque México debería ser un destino natural para las inversiones, por el T-MEC y por la disrupción global de las cadenas de valor, «hay mucho trabajo por hacer», señala Claudia Jañez, presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG), en entrevista con Efe.
«Es de nuestro interés que la inversión en vez de irse a otro país venga a México, y hoy sí nos está costando un poco más de trabajo. Al final, con una pandemia, con una crisis económica, pues el capital se va a ir a donde sea bienvenido, el capital se va a ir a donde hay reglas claras», manifiesta.
El T-MEC reemplazará este 1 de julio al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente desde 1994 y llamado «el peor acuerdo comercial de la historia» por el presidente Donald Trump, quien ordenó renovarlo en 2017.
Tras una de las negociaciones más difíciles de su historia, el Gobierno mexicano considera al T-MEC como una herramienta principal para superar la crisis de la COVID-19, que causará una contracción de hasta 10,5 % del PIB en 2020 en México, según prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La industria mexicana tiene el objetivo específico de atraer 20.000 millones de dólares en inversión, equivalente al 25 % de las hechas por Estados Unidos en China en los últimos 10 años, según la Comisión de Comercio Exterior de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Pero para que esto suceda debe haber «un compromiso irrenunciable» con el Estado de derecho, certeza, políticas de competencia y respeto a los contratos, manifiesta la presidenta del CEEG, cuyas 53 compañías aportan 10 % del PIB, 11 % de las exportaciones, 40 % de la Inversión Extranjera Directa (IED) y 500.000 empleos directos.
«Estamos un poco preocupados, también lo hemos externado, nos parece que las señales que a veces se han enviado de una manera diaria (han sido) con una retórica que puede considerarse antiinversión privada, y que esto tiene que cambiar», opina.
NUEVA POSICIÓN
El T-MEC afianza la posición de México en un mercado de 490 millones de personas, un PIB de 23 billones de dólares y un intercambio comercial de 1,16 billones de dólares, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE).
Además, llega «en un momento muy singular», la pandemia de COVID-19, con el que México puede colocarse como punto focal para el comercio mundial, indica Gerardo Tajonar, presidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (Anierm).
«Si bien es cierto que en este momento la economía seguirá teniendo dificultades, hay que estar en las grandes oportunidades que se van a generar, vamos a ocupar espacios que han dejado los chinos por la guerra comercial entre Estados Unidos y China», argumenta Tajonar.
La Anierm, con más de 5.000 socios, coincide con el CEEG en que el T-MEC trae retos en los nuevos derechos laborales, las reglas de origen de la industria automotriz, el comercio electrónico y la internalización de las nuevas regulaciones en las empresas.
También prevé una gran transformación para la manufactura, que representa 87 % de las exportaciones, según el Consejo Empresarial Mexicano del Comercio Exterior (Comce).
«La industria manufacturera mexicana tiene grandes posibilidades de reposicionarse en el mercado estadounidense y canadiense y que nos había quitado un poco de espacio la industria china», dice Tajonar.
OPORTUNIDAD LIMITADA
Pese al T-MEC, las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, en particular en el sector energético, crean incertidumbre que impedirían aprovechar el T-MEC, advirtió Christopher Landau, embajador de Estados Unidos.
«Este es un momento dorado para México (para) atraer inversión extranjera y espero que no lo desperdicien, francamente, porque para mí sería una tragedia histórica perder esa oportunidad y esa ventana no va a estar abierta mucho tiempo más», aseveró la semana pasada.
Entre estas decisiones están cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, suspender una cervecería de Constellation Brands y frenar contratos privados para favorecer a las empresas estatales de energía.
«Al T-MEC se le ha asociado como un ingrediente en el que puede haber un despegue importante de la economía mexicana, yo la verdad es que veo con cierta reticencia eso», considera Juan Francisco Torres, socio director del despacho Hogan Lovells. EFE