Aproximadamente 33,5 millones de personas en EE.UU. han solicitado ayuda por desempleo durante las últimas siete semanas, desde que comenzó el brote del covid-19, según ha informado este jueves AP.
Esta cifra equivale a uno de cada cinco de los estadounidenses que estaban empleados en febrero, cuando la tasa de paro había alcanzado un 3,5%, el mínimo de 50 años.
La semana pasada, casi 3,2 millones de trabajadores despedidos solicitaron estas ayudas.
Se pronostica que la tasa de desempleo alcanzará al menosel 16 %, la cifra más alta desde la Gran Depresión de 1929, y los economistas estiman que el mes pasado se perdieron 21 millones de empleos. De ser cierto, significaría que en un solo mes se ha desvanecido prácticamente todo el crecimiento del empleo de los 11 años desde que terminó la crisis financiera de 2008, subraya AP.
Al mismo tiempo, las cifras oficiales de las solicitudes de desempleo pueden ser inferiores a los números reales de despidos, ya que las encuestas sugieren que hasta 12 millones de trabajadores despedidos a mediados de abril no solicitaron ayudas de desempleo entonces.
La economía de EE.UU. cae un 4,8 %
El problema de desempleo está vinculado con la recesión de la economía de EE.UU., que se contrajo un 4,8 % durante el primer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2019 y sufre una recesión por el cierre de la mayor parte del país.
Según el Departamento de Comercio de EE.UU., el PIB norteamericano ha registrado su primera caída trimestral en seis años y ha experimentado su mayor desplome desde que perdió un 8,4 % en el cuarto trimestre de 2008.
Este resultado negativo sería el preludio de un descalabro mucho mayor en el segundo trimestre, ya que la Oficina de Presupuestos del Congreso de EE.UU. estima que el PIB de EE.UU. se desplomará en un 40 % como consecuencia del cierre de empresas y despidos masivos.
«Estamos viviendo la contracción más severa en la actividad y el aumento del desempleo que hemos visto en nuestras vidas«, destacó este martes el vicepresidente de la Reserva Federal de EE.UU., Richard Clarida. No obstante, no descartó la existencia de una perspectiva optimista para la segunda mitad del año.