Lo que por años han padecido los connacionales mexicanos en Estados Unidos sobre abusos laborales hoy es el pan nuestro diario de los extranjeros radicados en Nuevo Laredo.
Son sometidos a jornadas laborales de 10 a 12 horas por pagos que van de 4 a 5 dólares -80 a 100 pesos- por parte quienes se niegan a pagarles más aprovechando su situación migratoria.
Diariamente afuera de las casas del migrante, principalmente la ubicada en inmediaciones de la presidencia municipal, decenas de cubanos, venezolanos, salvadoreños y hondureños esperan por un trabajo.
“Nosotros queremos trabajar, pero se nos hace injusto lo que nos ofrecen” dijo Marco Sifuentes, un cubano con dos meses y medio esperando su respuesta de asilo por parte del gobierno de Estados Unidos.
Las “chambas” ofrecidas van desde descargas de tráileres, limpieza de solares baldíos, cargar bultos de material para la construcción o escombro “no hay problema lo hacemos, pero lo que nos pagan al terminar es bien poco”.
En el caso de las mujeres son llevadas a casas para limpiar, pero en muchas de las ocasiones “no nos ofrecen ni siquiera agua, y aquí hace mucho calor” expuso Samira Sánchez, llegada desde Guatemala a la frontera norte de México.
En el caso de los africanos, salvadoreños y hondureños más jóvenes optan por limpiar parabrisas en calles de la calurosa ciudad de Nuevo Laredo, donde en los últimos días la sensación térmica ronda los 43 grados centígrados.