El Obispo de la Diócesis de Victoria, Antonio González Sánchez, admitió que dentro de la iglesia católica, puede haber religiosos que se dediquen a acumular riquezas dejando en segundo término su principal misión que es la de dedicar su vida al servicio de Dios y, por ende, los más necesitados.
Sin embargo consideró que esta práctica es más común entre las sectas religiosas cuyos líderes responden más a deseos materiales y se enriquecen con las generosas aportaciones de sus seguidores, convirtiéndolos en un negocio.
Sostuvo que en la mayoría de esas las sectas ya establecidas físicamente en determinado lugar, el terreno o la edificación pertenece al Pastor, en cambio, en su caso, como el de todos los Obispos, la residencia donde habita y todo lo que dispone bajo esta investidura, pertenece a la Diócesis.
“Yo lo he dicho en muchos lugares y sé que me voy a meter en problemas por decirlo pero las sectas son un negocio por ejemplo, yo en lo personal no tengo nada mío todo es de la Diócesis y sin embargo los terrenos donde están esas sectas están a nombre del pastor”.
Las declaraciones de Monseñor González Sánchez surgen después de que se le pidió su opinión sobre la advertencia que el Papa Francisco hizo a todos los Obispos del mundo, en las que dejó en claro que el obispo es un siervo y un pastor, nunca un mercenario.
“No hay que buscarle mucho, todos los que nos dedicamos a esto, desde el Papa, los Obispos y los sacerdotes estamos dedicados a servir al pueblo porque el pueblo forma la Iglesia, yo como sacerdote mi vida la consagro a Dios pero al consagrarme a Dios es consagrarme al servicio del pueblo; a eso se refiere”.