La comunidad internacional, con la excepción de Israel, ha mostrado casi de forma unánime su rechazo a la idea del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de «tomar el control» de la Franja de Gaza y reconstruirla, convirtiéndola en la nueva «Riviera de Oriente Medio», tras reasentar permanentemente a los palestinos en otros países.
«No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero la Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser tan magnífico», afirmó este martes Trump en una rueda de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
«Será nuestra responsabilidad desmantelar todas las bombas sin explotar, nivelar el terreno, deshacernos de los edificios destruidos y allanar la zona para impulsar un desarrollo económico que genere una cantidad ilimitada de empleos y viviendas», afirmó.
Estados Unidos «está listo para liderar y hacer que Gaza vuelva a ser hermosa. Lo que buscamos es una paz duradera en la región para todos los pueblos», escribió posteriormente en X, Marco Rubio, el secretario de Estado estadounidense.
Propuesta racista para un pueblo que quiere seguir en Gaza
Los primeros en rechazar la propuesta han sido los miembros del grupo islamista Hamás, que controla la Franja, quien aseguró que la propuesta es «racista» y pretende «liquidar» la causa palestina.
«El pueblo (palestino) que se ha mantenido firme durante 15 meses (de guerra) frente a la máquina militar más poderosa y el Ejército más criminal, y que frustró el intento de desplazarlo, seguirá apegado a su tierra y no aceptará ese plan sin importar el coste», aseguró en un comunicado el portavoz de Hamás, Abdul Latif al Qanou.
«No permitiremos que los derechos de nuestro pueblo, por los que llevamos décadas luchando y por los que hemos realizado grandes sacrificios, sean violados», dijo, por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás en un mensaje recogido por la agencia oficial de noticias Wafa.