Hace más de un siglo, dos migraciones, la libanesa y la judía llegaron a México huyendo de la persecución y la inestabilidad en el Imperio Otomano y diversas regiones de Europa. Estas dos comunidades encontraron en México un hogar donde no solo convivieron en paz, sino que también construyeron juntos un legado de respeto mutuo y colaboración.
Los lazos de amistad han prevalecido y se han fortalecido con el paso del tiempo y, especialmente, en los últimos años en los que ambas comunidades han estrechado sus vínculos y participado conjuntamente en proyectos sociales por el bienestar de México.
Hoy, alzamos la voz ante la delicada situación en el Medio Oriente, conscientes de que la paz es urgente y necesaria. Nos solidarizamos firmemente con las víctimas civiles y esperamos que con el apoyo de la comunidad internacional pronto se reestablezca la paz y la tranquilidad en la región.
Como mexicanos, estamos comprometidos a trabajar en unión por el progreso de nuestro país y por el bienestar de los más necesitados.