La Policía de Filipinas respaldada por las fuerzas militares mató a nueve personas en una serie de redadas durante el fin de semana luego que el presidente Rodrigo Duterte ordenara «disparar y acabar de inmediato» con los rebeldes comunistas del país, recoge AP.
De acuerdo con los agentes filipinos, todas las personas asesinadas estaban asociadas con «grupos terroristas comunistas» y fueron ellas quienes abrieron fuego contra los oficiales de Policía mientras estos cumplían órdenes de registro.
En total, la Policía cumplió al menos 24 órdenes de registro, en su mayoría por armas de fuego ilegales y explosivos, en cuatro provincias del país: Cavite, Laguna, Batangas y Rizal. Aparte de las nueve personas asesinadas, que según los agentes murieron mientras estaban siendo trasladadas a hospitales, otros seis sospechosos fueron arrestados y nueve escaparon.
Por su parte, los grupos de izquierda y de derechos humanos condenaron los asesinatos y exigieron una investigación independiente sobre lo que algunos describieron como ejecuciones de activistas desarmados.
«Estas redadas parecen ser parte de un plan coordinado por las autoridades para asaltar, arrestar e incluso matar a activistas en sus hogares y oficinas», comunicó el subdirector para Asia de la organización Human Rights Watch, Phil Robertson. «El problema fundamental es que esta campaña [de contrainsurgencia] ya no hace ninguna distinción entre rebeldes armados y activistas no combatientes, líderes laborales y defensores de derechos», agregó Robertson.
A su vez, Cristina Palabay, del grupo de derechos humanos Karapatan, señaló que muchas de las personas asesinadas pertenecían a grupos políticos y de trabajadores. Según Palabay, una pareja que lideraba un grupo de pescadores fue asesinada a tiros por la Policía delante de su hijo de 10 años, que estaba escondido debajo de una cama.
El pasado viernes, Duterte ordenó «disparar y acabar de inmediato» con los rebeldes comunistas armados, al tiempo que pidió a las fuerzas de seguridad «que se olviden de los derechos humanos«. «He ordenado a los militares y a los policías que, durante los enfrentamientos, si los enemigos están armados, los maten. ¡Mátenlos de inmediato! […] Asegúrense de matarlos de verdad y acaben con ellos si están vivos», declaró el presidente filipino.
Los rebeldes comunistas de Filipinas han estado luchando contra el Gobierno desde 1968. Recientemente el Ejército ha intensificado su campaña contra ellos con el objetivo de poner fin a la insurgencia, una de las más largas del mundo, antes de que finalice el mandato de Duterte en junio de 2022.