Matt Carriker, autor del canal de YouTube Demolition Ranch, decidió comprobar qué sucedería al disparar con una pistola apuntando al cañón de otra. Para el experimento inicial, usó dos modelos semiautomáticos: una Glock calibre 45 ACP y una Walther P22 calibre 5,5, las cuales colocó una frente a la otra sobre una tabla y las fijó con tornillos.
Tras amarrar una cuerda al gatillo de la Walther —la única arma cargada—, Carriker se protegió detrás de una camioneta y disparó. La bala entró fácilmente en la boca de la Glock, gracias al mayor diámetro de su cañón, y a primera vista parecía no tener ningún daño.Tras quitar la corredera, retiró los fragmentos de la bala, la cargó y comprobó que seguía funcionando como si nada hubiera pasado.
Insatisfecho por el resultado, Carriker procedió a repetir la experiencia, esta vez usando una Smith & Wesson Bodyguard 380, una semiautomática compacta, pero con balas más grandes. En esta ocasión la corredera resultó mucho más averiada aunque pudo seguir siendo usada.
En una tercera prueba, fue una nueve milímetros YEET Cannon G1 la protagonista, que provocó un enorme agujero en el percutor de la Glock y la dejó inutilizable para disparar. Aunque en este punto Carriker habría podido detenerse, decidió añadir a sus ensayos un último participante: una pistola Magnum Desert Eagle 357.
Este impacto final sentenció del todo a la Glock, que quedó con el cargador y la corredera arruinados y el percutor roto. «Esto ya no es un arma. No puede disparar una bala, así que no tenemos que preocuparnos por mantenerla fuera del alcance de los niños ni nada», concluye Matt, arrojándola lejos por el aire.