Ciudad Victoria, 10 de abril.- Ni siquiera la Basílica de Nuestra Señora del Refugio, en el centro de la capital de Tamaulipas, se atrevió a abrir sus puertas durante el Viernes Santo: sólo un hombre en silla de ruedas invoca ayuda ante el recinto cerrado.
Y es que el primer cuadro de Victoria permaneció –como en días anteriores- en silencio durante la mañana del Viernes Santos, con la mayoría de los comercios cerrados, a lo que se sumaron las sucursales bancarias con motivo del descanso de la Semana Santa.
Las calles lucen libres de basura y en silencio, si acaso un transeúnte, alguien en bici, una moto o un vehículo rompen momentáneamente la tranquilidad de las céntricas avenidas, como la Hidalgo.
Elementos de la Guardia Nacional o de la Policía Estatal se ven realizando patrullajes de vigilancia una y otra vez para verificar que no se rompa el orden.
Algunos restaurantes de la zona permanecen abiertos, ofreciendo platillos para llevar o servicio a domicilio.
La Basílica de Nuestra Señora del Refugio cerró sus puertas, y a su costado, lució vacía la explanada del Palacio Federal donde cada año el “Cristo de la Mainero” protagoniza el vía crucis.
Solo un hombre discapacitado permanece al pie de las puertas cerradas de las basílicas invocando la ayuda de las pocas personas que pasan por ahí.
A una cuadra de ahí, el popular mercado Arguelles se transfiguró un edificio “fantasma” con escasos locales abiertos, solo vendedores de frutas y verduras, dos negocios de jugos, y dos pequeñas cafeterías atienden a escasos clientes.
Sin embargo, los comerciantes afirman confiar en que el próximo lunes, con el paso de la Semana Santa, se reactiven algunas compras en el antiguo mercado que se ubica como un ícono de la capital de Tamaulipas.