Quien alguna vez haya intentado registrarse en un sitio web, una red social u otro servicio en línea utilizando contraseñas del tipo ‘123456’, ‘password’ o ‘qwerty’, se habrá encontrado con que, para continuar, el sistema le pida por razones de seguridad crear una nueva clave que combine letras y números.
Para muchos de esos usuarios, una combinación como ‘ji32k7au4a83‘ podría parecer una opción perfectamente segura compuesta de una serie de caracteres al azar y virtualmente imposible de adivinar para terceros.
Pero curiosamente, esa combinación figura en una larga lista de masivas fugas de datos registradas por servicios de seguridad informática, tales como Have I Been Pwned, que permiten verificar si alguna dirección de correo electrónico o clave fue desvelada en alguno de estos eventos.
Esa contraseña aparentemente aleatoria figura en al menos 141 fugas de datos, a la par de otras contraseñas populares a nivel mundial. El primero en notar este hecho fue el usuario de Twitter Robert Ou, quien desafió a los internautas a explicar por qué esa contraseña era usada con tanta frecuencia.
Sin embargo, los tuiteros no tardaron en resolver el enigma, revelando que esa combinación de caracteres proviene del zhuyin, el sistema nacional fonético de China utilizado para transliterar el mandarín.
Así, la mayoría de los usuarios de Taiwán utiliza teclados con estos símbolos, detalla el portal Gizmodo. Pero para escribir los caracteres chinos, es necesario presionar una secuencia de varias teclas. De este modo, la combinación ‘ji3‘, ‘2k7‘, ‘au4‘ y ‘a83‘ —los caracteres de la mencionada contraseña agrupados de a tres— corresponde a las teclas que se deben presionar para escribir 我的密碼 que, traducido al español, significa ni más ni menos que ‘mi constraseña‘.
Es decir, que al escribir esas simples palabras en mandarín en el campo de la contraseña con ayuda de un teclado zhuyin, el sistema las convierte automáticamente en la secuencia ‘ji32k7au4a83’ en el alfabeto latino.
Por lo tanto, la conclusión más lógica es que muchos hablantes del mandarín, al igual que pasa en otras partes del mundo, pecan de crear contraseñas demasiado simples y fáciles de adivinar.