Una exempleada doméstica de Michael Jackson, Adrian McManus, le contó al periodista Liam Bartlett, del programa televisivo 60 Minutos, detalles de cuanto supuestamente llegó a ver durante su permanencia de cuatro años en la mansión del famoso astro del pop. En particular, dijo que el cantante y bailarín «acariciaba y besaba» a los niños que visitaban su rancho Neverland, ubicado en California (EE.UU.).
Según afirmó, nunca antes se atrevió a narrar lo que alli vió porque había recibido amenazas del personal de Jackson y temía por su vida y la de su familia. «Me dijeron que podían contratar a un asesino para que me sacara y me cortara el cuello y que nunca encontrarían mi cuerpo«, aseguró ante las cámaras.
«Había en él un lado amable y, sin embargo, también un lado oscuro», añadió McManus. «Vi muchos tocamientos, abrazos, caricias, besos», dijo la mujer en un anuncio del programa. La versión completa de la entrevista se transmitirá el próximo domingo.
A principios de este mes, McManus había concedido una entrevista a Daily Mail, en la que habló sobre supuestos comportamientos inapropiados del cantante. Reveló que a menudo encontraba en el jacuzzi y en la habitación de Jackson la ropa interior de los niños que visitaban la casa. Asimismo, aseveró que por toda la mansión era posible encontrar grandes cantidades de vaselina y que a menudo vio niños que se bañaban con el cantante.
Los presuntos delitos de Jackson
En enero pasado se estrenó el documental ‘Leaving Neverland’ (‘Abandonando el País de Nunca Jamás’, en inglés), que recoge los testimonios de Wade Robson y James Safechuck, hoy de 36 y 40 años, respectivamente, quienes aseguran que durante su infancia sufrieron abusos sexuales por parte de Jackson en el rancho Neverland. Se sostiene en esa cinta, entre otras acusaciones, que el cantante estadounidense le dio joyas a un niño a cambio de sexo.
La difusión de la cinta ha levantado grandes polémicas. Mientras algunos condenan los presuntos delitos perpetrados por Jackson, según los denuncia el documental, otros aseguran que Robson y Safechuck son «unos mentirosos comprobados» y que la productora –el canal televisivo estadounidense HBO– solo busca lucrarse con la controversia.