Llevamos años tratando de que los niños no odien las matemáticas y vean que son de real utilidad en la vida, pero no lo hemos conseguido.
De acuerdo a la Prueba Planea 2017, 6 de cada 10 estudiantes de secundaria tienen conocimientos insuficientes en matemáticas.
Según la prueba realizada por la Secretaría de Educación Pública 64.5% de los alumnos de secundaria son capaces de hacer operaciones simples, como restas, sumas o multiplicaciones, mientras que sólo 21.7% puede hacer estas operaciones con decimales.
También se establece que sólo 8.6% de los alumnos de secundaria pueden realizar operaciones como fracciones, potencias y expresiones algebraicas, ya ni hablamos de las que tienen números desconocidos, sólo 5.1% puede hacerlas.
Sin duda es un tema que puede verse desde distintos ángulos, uno de ellos es quela forma que nos están enseñando las matemáticas no está siendo certera.
Llevamos años y años tratando de que los niños no odien las matemáticas, no les teman, al contrario les gusten y vean que son de real utilidad en la vida, pero no lo hemos conseguido todavía.
Pero si tenemos jóvenes incapaces de realizar operaciones simples, ¿cómo pretendemos que aprendan a cuidar sus recursos o administrar bien su dinero?
Sí, aunque parezca que no tiene nada que ver, sí tiene y mucho. La educación financiera está íntimamente relacionada con el conocimiento de las matemáticas, no es que debamos tener el nivel de Pitágoras, pero es necesario que sepamos mucho más que hacer sumas, restas, multiplicaciones y divisiones.
Y es que, al promover el conocimiento financiero, se favorece a que las personas adquieran las habilidades que les permitan mejorar sus vidas y acceder a mejores oportunidades.
Hoy ante estos resultados, queda claro que no sólo debemos impulsar la educación financiera, sino mejorar la formal, no puede ser que después de estar nueve años en la escuela, tal vez un poco más con el jardín de niños, los futuros adultos de nuestro país sean incapaces de resolver problemas o realizar operaciones con puntos decimales.
Es urgente que temas de educación financiera y la importancia del desarrollo de capacidades financieras en edades tempranas, estén en la agenda educativa.
Se tienen que identificar los momentos idóneos para el aprendizaje de competencias financieras, la relación entre salud y gestión de las finanzas o la relevancia del conocimiento financiero en el mundo emprendedor.