Sin embargo, esta medida no tiene relación ni con el combate a la corrupción, ni con la austeridad en la administración pública, en cambio, tendría repercusiones sociales negativas, coinciden especialistas consultados por Animal Político.
Este punto está enfocado a los trabajadores de “confianza”, quienes son clasificados así de acuerdo a las funciones desempeñadas. Éstas pueden ser “de dirección, inspección, vigilancia y fiscalización, cuando tengan carácter general, y las que se relacionen con trabajos personales del patrón”, según la Ley Federal del Trabajo.
Sin embargo, el esquema laboral actual “no hace compatible la vida laboral con la vida personal más allá de tener o no hijos, y con esta propuesta sería todavía peor”, afirma Regina Tamés, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
Agrega que el gobierno de izquierda que asumirá el próximo 1 de diciembre debería tomar en cuenta que ese tipo de medidas impacta en las familias, que se supone son prioridad de la nueva administración.
“Estas largas horas de trabajo no aumentan productividad y, en cambio, sí tiene consecuencias graves, que van desde afectaciones a la salud mental y física, hasta que los niños asuman tareas de adultos, que no sean bien cuidados y hasta el aumento del embarazo adolescente”.
El informe “Horas hábiles. Corresponsabilidad en la vida laboral y personal”, realizado por GIRE, explica que si bien el desarrollo laboral es importante, en las últimas décadas se ha olvidado que el ser humano necesita tener una vida privada, tiempo suficiente para el descanso y el esparcimiento, convivir con su pareja o hijos, y hacerse cargo de las responsabilidades del hogar.
Por eso es que se comienza a hablar del concepto de “conciliación” entre la vida laboral y personal, que busca “una relación armoniosa entre dos ámbitos que al día de hoy se encuentran completamente fragmentados y que generan conflicto”.
La medida propuesta por López Obrador está en la ruta opuesta y, además, afectaría “de manera desproporcionada a las mujeres”, advierte Regina Tamés. Las responsabilidades de los hijos y la casa siguen recayendo en mayor medida entre las mujeres. Con horarios aún más extendidos se haría aún más complicado conciliar la vida productiva con profesional.
La agenda, en cambio, debería ir en dirección a mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, ni siquiera se ha podido lograr la ampliación de licencias de maternidad, actualmente calculadas en 12 semanas, ni siquiera se compara con la recomendación de la Organización Internacional del Trabajo, que establece 18 semanas, y mucho menos con las 32.2 semanas establecidas entre los países de la OCDE.
Otra de las propuestas respecto a las políticas públicas para lograr esa conciliación, advierte la necesidad de que el Legislativo reforme la leyes laborales para reducir la jornada de trabajo, por ejemplo; también recomienda hacer un análisis tanto a nivel macroeconómico como de las unidades productivas sobre los costos y beneficios de “conciliar” ambos ámbitos.
Tampoco se ha logrado que las jornadas de trabajo sean flexibles o incluso que los horarios sean escalonados, lo que incluso ayudaría en la movilidad. Esto, dice Tamés, es por “falta de voluntad política” y el nuevo gobierno debería tomar en cuenta todas las posibles implicaciones para una medida de esta naturaleza.
Más horas no generan mayor productividad
Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), advierte que más horas de trabajo no implica conseguir mayor productividad en el país.
“La productividad no implica trabajar más horas”, sostiene. Aunque es una buena oportunidad para “la reinvención de la administración pública, tratando de ponerla en la modernidad”.
Tener a los empleados más horas en la oficina no significaría mejorar su desempeño. En cambio sí podrían haber otras medidas que impactarían directamente, como hacer que las juntas de trabajo empiecen y terminen a tiempo, usar las tecnologías, darles una buena conexión para videoconferencia, infraestructura compartida. Un auto no necesariamente los haría más productivos, pero tal vez un “coworking para burócratas” sí. “Habría que cambiar la lógica”, dice el especialista.
De hecho, no existe relación entre las horas de trabajo y la productividad en México. Los empleados mexicanos trabajan más que los alemanes, japoneses o españoles, y el resto de naciones de la OCDE.
Pero según el Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE), la productividad laboral de México está estancada, pues se mantuvo sin cambios en el cuatro trimestre de 2017 respecto al anterior, y en comparación con el cuarto trimestre de 2016 decreció un 0.1 % anual.
Esto se debe, además, a otros factores como la disparidad en la productividad laboral, sostiene la organización México, ¿cómo vamos?
“La productividad laboral en la Ciudad de México es 4.5 veces superior a la que se observa en Oaxaca y Chiapas, por lo que a nivel agregado, el dinamismo en los estados del norte y Bajío es contrarrestado por aquellos localizados principalmente en el sur, donde la productividad no solo es baja, sino que se mantiene constante e incluso decrece”, advierte la organización.